Desde los inicios de la historia, el ser humano se ha ido adaptando a su entorno, un entorno podríamos decir físicamente activo, lleno de situaciones difíciles y adversas a las cuales había que sobreponerse y resistir. El Imperio Romano, por ejemplo, dada su época bélica, disponía de una gran cultura basada en la actividad física y el ejercicio físico y sus efectos en la salud, como por ejemplo la llamada gimnasia atlética o los “Campus”, espacios donde se jugaba o realizaba ejercicio físico. De esta manera, consigues un entorno activo con el cual el organismo produce adaptaciones positivas en el mismo.
Esto es posible gracias a un proceso llamado homeostasis, una propiedad del organismo que consiste en la capacidad de mantener una condición interna estable compensando cambios que se producen en el entorno. Pese a que este sea un término biológico, es una gran base que explica los cambios que realiza nuestro cuerpo para adaptarse a las circunstancias que varían en su entorno. La capacidad de adaptación es una habilidad presente en los seres humanos, que produce cambios aptitudinales, fisiológicos o psicológicos en nosotros mismos. Pero esta es una capacidad versátil y flexible que puede producir efectos tanto positivos como negativos.
Crisis de la época actual
Actualmente vivimos en una época tecnológica, y consumista, que ha producido un cambio muy drástico en la vida del hombre. Rodeados de facilidades, un entorno que facilita la conducta sedentaria y una gran industria alimenticia, nos somete a unos cambios que producen un gran riesgo a nuestro organismo. Se producen cambios a nivel metabólico (como puede ser la obesidad y la diabetes), cardiovascular (hipertensión, cardiopatías…) y otras más.
Parte del problema es cultural, la idea generalizada de que debemos acudir por ejemplo al médico cuando ya existe un problema. Nuestra sociedad actual, pese a los progresos actuales a la hora de concienciar a la población, no es completamente consciente de la importancia de la actividad física y una buena nutrición en nuestra salud.
¿Qué sucede si no hacemos ejercicio?
Como he mencionado anteriormente, en la actualidad se han realizado avances en lo que respecta a concienciar a la gente de la importancia de tener un estilo de vida saludable. Sin embargo, al menos un 60% de la población es inactiva. Los índices de obesidad y sobrepeso son más altos que nunca. El sedentarismo, junto a una mala alimentación, están causando un incremento de las personas que están en riesgo de padecer enfermedades metabólicas, pulmonares o cardiovasculares, además de sufrir las consecuencias de un sistema osteoarticular débil. De hecho, es ya una realidad el aumento de la presencia de estas enfermedades en rangos de edad que antes no eran considerados de riesgo.
¿Qué es la actividad física y el ejercicio físico?
La actividad física engloba cualquier movimiento corporal que suponga un gasto de energía produciendo un efecto en nuestro organismo. El cuerpo humano no funciona mediante compartimentos estancos, pero dependiendo del ejercicio realizado se producirá un efecto u otro en nuestro organismo produciendo mejoras musculares, respiratorias, cardiovasculares, metabólicas o psicológicas. El medio para conseguir estos efectos es el ejercicio físico, actividad que realizamos en momentos de ocio y tiempo libre con diferentes objetivos según cada persona. Hay quienes realizan ejercicio para distraerse después de un duro día de trabajo, otros para divertirse y hay quien lo hace por recomendación médica; pero todos consiguen el mismo beneficio: una mejor salud y prevenir efectos negativos producidos por el sedentarismo. En sí, practicar ejercicio físico de manera habitual tiene unos grandes efectos terapéuticos, como la mejora de la fuerza, de las capacidades funcionales del organismo y una mejora de la autoestima.
¿Qué debo hacer para comenzar a hacer ejercicio físico?
Si tienes un estilo de vida sedentario o no tienes experiencia en la práctica de ejercicio físico, te damos los siguientes consejos:
- Escoge una actividad que te atraiga o sepas que te pueda gustar. Para crear adherencia a la práctica de actividad física, es necesario que esa actividad nos guste y nos fascine.
- Conocer tus capacidades y límites. Hay que ser consciente de nuestro estado físico y no lanzarse a lo loco. Es muy importante empezar a hacer ejercicio de forma progresiva.
- Siguiendo el punto anterior, tenemos que poner en práctica una progresión de la carga. Hay que comenzar poco a poco para que el cuerpo se adapte a un nuevo esfuerzo.
- Descansar y alimentarse adecuadamente. Para que se produzcan los beneficios deseados es necesaria una buena alimentación seguido de un buen descanso
Malas prácticas. La importancia de un profesional del deporte
Como he explicado anteriormente, el cuerpo humano puede producir efectos tanto positivos como negativos. De los beneficios explicados anteriormente, también existen riesgos antes una mala práctica deportiva. Una mala ejecución de la actividad física puede producir lesiones físicas (problemas cardiovasculares, musculares, psicológicos…). Por ello, para conseguir los efectos positivos que buscamos es necesario disponer de la presencia de un profesional que conozca, organice, supervise e individualice nuestra práctica deportiva en función de nuestras necesidades.
Educador Físico Deportivo, rehabilitador físico y investigador en Ciencias de la Actividad Física y la Salud